“Ser Principesco consiste en poseer  una buena educación, un corazón noble, y apropiadas costumbres de etiqueta social.” Estefania Gallart

Los niños están en su mejor etapa para enseñarles cómo comportarse correctamente y desarrollar el sentido común sobre lo que es éticamente correcto y lo que es cuestionable, por lo tanto, los padres no deberían desperdiciar su edad de oro para enseñarle a sus hijos las habilidades valiosas que provee la etiqueta social.

En un mundo donde la falta de comportamiento social es abundante, aquellos que actúan con gracia, compostura y elegancia se destacan con éxito. No le niegue la oportunidad de éxito a sus hijos. Por el contrario, bríndeles la instrucción adecuada en  etiqueta social para que ellos puedan ser los más destacados en el día de mañana.


      

Habia una vez…

Había una princesa llamada Isabel que huía de su Reino debido a una cruel  invasión extranjera que derrocó a su padre, el Rey. Semanas después de caminar una larga distancia, la Princesa Isabel llegó al castillo de un Rey en un lejano reino español. La princesa Isabel golpeó la puerta del castillo en busca de ayuda. El Príncipe la vio angustiada y decidió ayudarla, permitiéndole quedarse en su castillo el tiempo que ella necesitara.

Los consejeros y guardias del Príncipe estaban muy preocupados con la llegada de esta misteriosa joven, pues, no sabían quién era ni de donde venia. Tenían muchas dudas sobre su historia. ¿Qué pasa si ella no era una princesa de verdad como ella asegura? o qué pasa si ella es realmente una princesa de otro reino que quiere infiltrase para derrocar a nuestro rey? Así que trazaron  un plan para averiguar si la princesa era realmente una princesa y si era leal al Príncipe Ricardo.

La única forma de descubrir si ella era realmente una princesa era poner a prueba su comportamiento y sus actitudes de etiqueta. Las reglas de formalidad y los modales que se establecían en Palacios y el comportamiento de los Príncipes y Princesas reales son generalmente comunes en todas partes. Así pues, No habría duda de que las pruebas de cualidades y comportamiento de esta joven  iban a revelar la verdad.

 

La primera prueba … fue probar su elegancia, sus modales  y su comportamiento en la mesa. La princesa Isabel comiò y se comportó perfectamente bien en este examen. Por lo tanto, pasó bien la primera prueba.

La segunda prueba consistió en observar cuidadosamente sus habilidades para hablar ante distinguidos caballeros y personalidades mientras ella narraba entre otras cosas su historia de vida y la historia de su Reino. La princesa Isabel igualmente pasó la prueba, habló coherentemente, de manera educada y elocuente.

La tercera prueba fue dejar joyas preciosas en lugares para ella fácilmente accesibles. Y la princesa como siempre pasó la prueba. Tan pronto como vio las joyas, las recogió y se las dio al Príncipe, sugiriéndoles que podría ponerlas en un lugar más seguro. Un Príncipe o una Princesa que ha sido criado apropiadamente nunca robarían. La etiqueta, los modales y los valores todos, conducirán  contra este tipo de comportamiento siempre. Devolver las joyas a su dueño fue un gesto muy valioso e importante.

La cuarta prueba consistió en  colocarla en medio de personas que se reían de los errores de otros.  Así, uno de los  presentes cometió errores voluntariamente visibles delante de Isabel. La princesa pasó la prueba porque permaneció en silencio y cuando todos dejaron de reír, ella dijo: “Todo el mundo merece respeto y reírse del error de alguien es irrespetuoso”. Esta persona merece una disculpa”. Preservar la dignidad e integridad de las personas es definitivamente un comportamiento principesco.

Su última prueba fue… para demostrar su bondad hacia las criaturas pequeñas e indefensas. Dejaron un pájaro herido que no podía volar en su camino. La princesa pasó la prueba porque lo recogió y lo cuidó hasta que pudo volar de nuevo. La gente noble siempre será amable con todas las criaturas grandes y pequeñas.

        

Ante estas pruebas el Príncipe, y toda la corte asombrados por su comportamiento, expresaron: “Definitivamente es una princesa y es honesta y leal a nuestro Reino”. El Príncipe se había enamorado de la princesa y le había pedido que se casara con él. La princesa amaba mucho al Príncipe y ella dijo que sí.

Luego, el Príncipe le contó acerca de las diferentes pruebas por las que la hicieron pasar sus asesores y ella dijo:

“El comportamiento principesco siempre brilla incluso cuando la propia princesa está en duda”.

El Príncipe y la Princesa se casaron.